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Cantando.


Cantando.

“Cuando el deseo estalle,
Te cubriré de amor,
Te quitaré el vestido, te cubriré de amor”
(Luis Eduardo Aute.)
Sí con está canción he hecho las paces con Julio, me he mentalizado… es mejor estar a buenas total para que acordarme del enfado que se cogió el otro día… si ya entrándole directamente:_¿Cariño se te ha pasado ya el enfado del otro día?, le pregunto acercándome al ordenador.
_No( respuesta suya)
_¿Porque te enfadaste?, si yo sólo di mi opinión sobre el debate entre “que es mejor ser listo o ser inteligente”
_Si( le sale la voz entre los dientes y con los labios cerrados)
_¿ Fue porque opiné lo contrario que tu?
_No ( y así hasta diez monosílabos, cada vez que le preguntaba algo y a todo esto no apartaba su vista de la pantalla del ordenador, retocando una foto para ponerla en su grupo del Facebook y que le dijeran todos “me gusta”)
_!Vale cariño¡, le dí un besito en los labios y entonces movió la cabeza rechazándome con lo cual , como ya lo conozco pasé de el y me fui a dar un paseo por el Barrio Gótico y allí en una pastelería merendé y disfruté viendo a la gente, que pasaba por allí, algunas caras eran sonrientes y me hacían ver que” la vida sólo se vive una vez “y que está bien pasar de las caras rancias.
Yo ante estos enfados, que no entiendo, busco una explicación en su interior ,es decir, en el de mi marido y ya se que yo no tuve nada que ver en esto. Pero, pueden ser tantas cosas… como por ejemplo que aquel día habíamos tenido a su madre todo el santo día en casa, y no se fue hasta el atardecer y  es la típica anciana que habla y lo estropea todo porque se quiere meter en nuestras vidas:_¡  Tu exmujer vino el otro día a traerme pollo relleno!¡ es que cocina tan bien, hijo, ¿ no se porque la dejaste…? ¡ y claro Julio aunque se hace el sordo, algo debe de oír porque es una detrás de otra las que va soltando la señora Gregoria.
Y yo porque es Navidad y no quiero enfadarme con la familia, pero claro que ganas no me faltan y lo que hago es que me voy a dar paseos y vengo como nueva: desintoxicada  de palabras necias.
Entonces van pasando los días y estos paseos me inspiran y vengo a casa cantando canciones como esta de Aute “No te desnudes todavía, espera un poco más…quiero mirarte con los ojos del amanecer, como la noche mira el día…”
Julio me dice:_¡ Que bonita canción Lucía! y  me abraza, dejando el ordenador.


Maribel Fernández Cabañas.

Feliz Navidad.


Feliz Navidad.

Reunidos catorce familiares y amigos alrededor de una mesa, con una comida hecha con esmero y con cariño. Con ganas de estar juntos y de pasar una noche alegre.
Así fue las conversaciones no faltaron,  ni las risas, ni las alegrías.
Algunos llevaban reuniéndose en esa mesa desde que tenían unos meses de vida y ahora eran jóvenes encantadores, otros pertenecían ya a la tercera generación, pero sus años no les impidieron disfrutar de la reunión.

Maribel Fernández Cabañas.

La doctora.


La doctora
Llego a la consulta, reprimida, sin apenas comer, que es mi vicio, sin apenas hablar de lo que tengo en la cabeza, que es la dichosa prueba intestinal que me van a hacer.
 Llego pensando en que mi marido compre la comida para el y para mi hijo yo no puedo comer de todo lo que antes me daba un placer y ahora me doy otros placeres como comprar muérdago o rezarle a Santa Gema o recibir un abrazo de la doctora porque le llevo de regalo unas ramitas y bolitas de muérdago, que es la planta de la navidad y da muy buenos augurios... ¡Si que da!, nunca me había dado un medico un abrazo, es genial encontrar médicos tan buenos y tan sencillos.
Con ese abrazo he recibido la seguridad que me faltaba y luego con la sonrisa de la enfermera  diciéndome que mañana dia de la prueba, aunque la dra no esté estará ella para cualquier duda.¡ Que bien que haya personas que mas que el dinero miren su vocación!.
MFC.

Sale el sol.


Sale el sol.

La mañana fresca el aire me corta la cara, la bufanda, el abrigo el chandal , las zapatillas de deporte y en la mano la cámara.
 Llego a la playa, la luz del cielo me deja perpleja y el romper de las olas también. Paseo por la arena, mientras voy tirando fotos y respirando la brisa matutina, me fijo en los colores del cielo y en la luz. Primero unos colores suaves y una tenue luz, luego los suaves rosados van dando paso a los rosas anaranjados y el agua del mar se va viendo más clara.
Mis manos y mi cara se van quedando heladas y el viento alborota mi melena, la bola redonda de fuego se va divisando entre una nube negra…  los rayos de un naranja luminoso van saliendo a trompicones.
 Una ola grande destaca entre las demás y el sol se despliega en todo su esplendor, a lo lejos en el horizonte y me ciega; pero miro a la oscuridad  de la orilla, donde la espuma de las olas  choca contra las piedras.

Maribel Fernández Cabañas.




Mujeres hablando.


Mujeres hablando.

En la peluquería de Noelía no me queman el pelo como en la de Lolo, allí me encuentro con mi amiga Imma , una vez al mes, y charlamos. Hoy la conversación , mientras Noelía me cortaba el pelo y Imma leía una revista, ha tratado sobre el famoso ministro Ignacio Wert, que quiere reducir el catalán en la escuela a una lengua optativa y no vehicular como es ahora.
 Hemos opinado sobre los ministros tan retrogradas que tenemos, que sólo miran por la Iglesia y por el Capital y que quieren que España sea un país de muy pobres junto con otros muy ricos, donde no haya clase media.
 Ya lo estamos viendo: que la justicia se ha encarecido para nuestros bolsillos, nos despiden del trabajo y ni siquiera podemos defendernos, no nos llega a fin de mes, nos desahucian... en fin un panorama que indigna.
Pero también hemos hablado las tres, de ponernos guapas para el puente y Noelia como persona que mira por su negocio y por sus clientes me ha dicho que antes de Navidad me tengo que teñir el pelo, otras veces se despide de mi diciéndome que me lo tengo que hidratar y yo ni me lo hidrato ni me lo tiño, porque eso lo hago en casa que me sale más barato.


Maribel Fernández Cabañas.

A mis anchas.


A mis anchas.

Estoy en mi casa con la tranquilidad de tener tiempo para mi misma, tiempo que sacaba días atrás mientras cocinaba, planchaba o escuchaba las vidas de mi hijo y de mi marido. Hoy todo el tiempo para mi pues mi marido está en el país de los sueños y mi hijo en el de los campamentos y yo me he dado un respiro en mi curso de fotografía, en el de pedagogía, en el de escritura, en el de yoga… y sólo tengo que cocinar para mi, cuidar de mi misma y de la perra.
Puedo dejar mi diario abierto, tener mi ordenador a todas horas …y más. Estoy tan contenta que hasta he rechazado una invitación para ir con una amiga de visita cultural a la Pedrera… “Estoy a mis anchas”.
 Las que tenéis un marido prejubilado o en paro si os podéis hacer una idea, porque ese es mi caso, mi marido se ha prejubilado recientemente, con lo cual lo tengo a todas horas a mi alrededor.
Pero esto lo he subsanado yendo sola a todos lados aunque tarde una hora en metro, cosa que antes me llevaba el en coche ...
 Y también  he encontrado un punto positivo de encuentro en común: La fotografía.
Como él es “fotógrafo amateur” , yo le enseño  escritura y el me enseña  fotografía con una cámara réflex, de esas que tienes que poner tu el diafragma más abierto o más cerrado para que la foto salga bien.  La cámara me da otro punto de vista distinto, ya no es mi marido… ,al que le tengo que lavar los calzoncillos, ¡es  mi profesor de fotografía!.




Maribel Fernández Cabañas.

Un paseo matutino 2.




 Un paseo matutino 2.

Que bien me siento, lo primero ha sido pasear a la perra medio dormida, y lo segundo irme desde  mi calle, que bordea toda la playa, pasar por el Paseo y ver el sol grande radiante y el edificio de gas natural en la Barceloneta y la estación de Francia, hasta llegar al edificio de Correos y luego seguir por el Puerto y ver los barcos de  recreo anclados, algunos eran yates, otros veleros …
Me he bajado de la bici en el Monumento a Colón para empezar a andar con mi mochila al hombro y la cámara de fotos al cuello. Las Ramblas estaban vacías, sólo algunos madrugadores compraban periódicos y flores en los típicos kioscos.
 Yo he comprado el periódico y me he quedado con las ganas de comprarme un ramo de rosas rojas pero, he preferido ir a lo práctico y entrar en el famoso Mercado de la Boquería , ahí si había ambiente. La gente ya iba por la cervecita y el pincho de tortilla de patatas o de calabacines o de setas… mucho donde elegir .
 He comprado pescado fresco y una papaya, que en mi barrio no encuentro. He disfrutado con el colorido de los puestos de fruta bien colocada, más alegre que un árbol de navidad y los exóticos puestos de frutos secos dónde había de todo: nueces peladas y sin pelar, pistachos, almendras, higos pasaos, dátiles… de todo lo que os podáis imaginar .Y otro puesto de bombones de chocolate, bien puestecitos en bandejitas con sus mantelitos blancos, que a mi que soy golosa se me iba abriendo el apetito y me he salido del mercado antes de empezar a comprar tentaciones, que luego una pone unos kilitos de mas.

Maribel Fernández Cabañas.

Un paseo 2 .


Un paseo.

El día tiene muchos momentos algunos dulces, otros mas amargos, pero cuando se trata de que pase el sinsabor, para mi no hay nada mejor que buscar la belleza y la paz en el paisaje y hacer un poco de ejercicio, por este precioso y modernista parque.
En él puedo ver   las hojas de los árboles iluminadas por la luz del sol, que tanto alegra,o un rascacielos reflejado en el agua del lago, por donde pasa volando una gaviota. Hay gente tranquila como yo, que se relaja viendo el agua y nos miramos cómplices, ante lo que nuestros ojos ven.


Maribel Fernández Cabañas.

El trastero.


El trastero.
Cuando me disponía a meterle prisa a mi hijo para que se probara el pantalón del chándal  y mi hijo pasando y entonces luego me estaba poniendo el delantal para cocinar rápido para así tener el resto del tiempo libre, para  ponerme con la lectura y escritura, mi hijo me pide  por favor que le busque el inalámbrico y hemos ido al trastero, Si tenemos de todo, hasta un teléfono inalámbrico. Abel tiene prohibido el acceso al trastero. Pero  esta vez, considerando que ya es mayorcito lo he llevado. Es curioso ante sus ojos lo que había eran estanterías con cajas y maletas, estanterías separadas unas de otras un metro y el enseguida ha dicho:
 _Aquí se podía poner un sofá y un puff…
-Si hacer una casa, ¿verdad?.Simplifico yo.
Donde yo veo trabajo desorden y suciedad el ve otro mundo.
_¡No hay luz aquí!, le contesto.
_Pero papá, que es electricista, me ha dicho que se puede poner luz…
_Si pero, nos denunciaría la comunidad de vecinos.
_¿Por qué mama?
_Pues porque….  ahora no te lo puedo explicar detenidamente porque hemos venido aquí a buscar los inalámbricos.
 Mi marido y yo odiamos el trastero porque queremos vaciarlo, pero cada vez esta mas lleno y hay polvo y lo tenemos que limpiar e ir al punto verde, con lo que ya no sirve, que podría decir que es todo.
_mamá mira mi pelota, dice mi hijo al abrir una caja, esta no me la tires.
_¿Y el Robotraptor?¿ lo quieres o lo llevo a la cabalgata benéfica?.
-          Este robot nunca lo supe hacer funcionar…
Entonces me vino a la mente que le hemos regalado juguetes que no correspondían con su edad.
-¿Abel quieres esta montaña rusa o la tiro?
-No no la tires que la pondré en funcionamiento. Mamá me acuerdo que a ti no te gustaba el ruido que hacía y le quitaste las pilas.
Pues nada un trasto más que subimos para el piso y los inalámbricos no los encontramos.
Y curioso… se acordaba de que este juguete fue de años atrás en su cumpleaños y yo por el contrario me acordaba de que ese juguete fue del año en que murió mi tio y el se acordaba de que una de las manualidades, que aparecieron en las cajas, la hizo para regalársela a nuestra nueva, monísima y cuca mascota la perrita Nina. Yo me acordaba de los pipis que se hacia nuestra incívica  Nina por la casa.
Y ya claro, ni se probó el pantalón, ni lectura, ni escritura para mí, ya sólo montaña rusa y cena.



Maribel Fernández Cabañas

Una mujer.


Una mujer.

Ella limpia, plancha, echa leña en la chimenea y calienta la casa para cuando ellos lleguen.
La visita una amiga de ciudad, la cual le dice:
_¡ Vamos a tomar el vermut que es domingo!
Ella, que también quiere darle el gusto a su amiga, responde agobiada:
_ ¡ Espérate a que se haga la carne en salsa!, la amiga , comprendiendo su afán por tenerlo todo listo para cuando lleguen, le dice:
 _No te preocupes querida, que voy a la bodega de Paco y tomamos el vermut en casa.
Y mientras van llegando ellos de coger espárragos.


Maribel Fernández Cabañas.

En la biblioteca.


En la  biblioteca.

No hay nada mejor que salir de casa desayunada e irme al barrio de al lado, donde no tengo que saludar a nadie y llegar a la biblioteca llena de revistas y libros. Sentarme en  una de las mesas redondas de la amplia sala, con ventanales luminosos…y no tener que compartir este momento con nadie. Sí, estar en silencio y estar en soledad y ver caras nuevas y algunas conocidas que no veía desde hace semanas, porque creo que si viniera todos los días religiosamente, ya no sería lo mismo tampoco .Y hoy con la novedad, hasta el café me ha sabido mejor.
Suspiro de la paz que no encontraba en casa desde hace unos días, he dejado en casa a  los albañiles haciendo arreglos… que me tienen toda la casa patas arriba.¡Qué Paz hay aquí!.

Maribel Fernández Cabañas.

La Economía.


La Economía.

No nos tenemos que ir muy lejos para ver como estamos de economía, voy al super del centro comercial y me encuentro en los preciosos bancos blancos tapizados en piel, a los que han ido a dar un paseo y en vez de tomarse una tapa en cualquiera de los muchos bares , están leyendo un periódico gratuito y comiéndose un bocadillo casero.
Voy al dentista a la Bonanova y me siento en una terraza a tomar un café y a mi lado en otra mesa hay una señora joven bien vestida con gafas de Dolce Gabana acompañada de su hijo con una camiseta de Lacoste y el hijo saca de la mochila su bocata, envuelto en una bolsa reutilizable, inventada para estos menesteres, y se lo va a comer y dice:
_mamá otra vez de jamón York
- anda cómetelo y no protestes, le contesta su madre.
Hoy domingo me voy andando al barrio de al lado con mi mochila al hombro y voy haciendo fotos y veo en una terraza a una señora que saca una cuchara y un cuchillo de su bolso y se pone a comerse un kiwi y el camarero se le acerca y al rato le trae un café.
¿Qué más quieren los de arriba?, si con tanta austeridad hasta “el tapeo” se está acabando, que es nuestra sal de la vida.

Maribel Fernández Cabañas

Mi tío.


Mi tío.

A mis ocho años, vivía en la calle Comercio, situada en un barrio que tiempos atrás estaba lleno de artesanos pero en los años sesenta, cuando llegaron mis padres emigrados de Andalucía, se instalaron en un piso alquilado con dos habitaciones. Yo compartía habitación con el hermano menor de mi madre de dieciocho  años.
Mi tío era para mi como mi hermano mayor,Pero le gustaba la política, por este motivo casi no me dejaban salir con el, no fuera que se me pegara algo y  me apuntaron a un equipo de futbol. Pero como dormíamos en la misma habitación, mi tío, por las noches, me enseñaba los panfletos de las manifestaciones obreras a las que asistía con su grupo de la CNT, lo cual ocultaba a mis padres. Sólo me dejaban salir con el los domingos para que me llevara al cine. Comprábamos frutos secos a granel en la “Casa Torras”, eso en caso de que a mi padre le hubieran dado la semanada en la construcción. Cuando salía el NoDo en el que El General explicaba historias españolas a su manera, mi tio  decía que eran unos fachas, ves a ese que habla Luis, me decía,  ese es el que fusiló en el campo de la bota al padre de tu madre, que no era el mío porque somos  hijos de la misma madre, de la abuela Teodora, pero de distinto padre .
_Tío entonces la abuela se casó dos veces y Franco es malo. Si Luis, si veo que eres espabilado.
Pero un día mi tío no llegó a la hora de comer, ni tampoco a cenar. Mi padre lo buscó por todo el barrio y también por Vía Laietana donde se reunían clandestinamente, allí uno de sus compañeros le explicó que a el y a unos cuantos los habían llevado a la cárcel.
Mi padre se fue a la Modelo y de allí lo sacó entregando la semanada, a cambio de su libertad.
_¡Antonio ves lo que has hecho con tus tonterias nos has dejado sin dinero!, si estuvieran aquí los padres y no en el pueblo otro gallo cantaría.Le dijo mi madre gritando.
Yo lo oía todo desde mi cama con un ojo abierto y otro cerrado y pensaba pobre tío ahora que me iba a llevar al cine a ver sesión continua…  tres películas seguidas y con avellanas!
Mi tío acabó yéndose a vivir a Francia con unos compañeros del partido. Por mi cumpleaños siempre me mandaba un paquete con libros, fotos y postales. Ahora no se nada de él.

Maribel Fernández Cabañas.

Un domingo2


Un domingo2.

Ya me he dado una vuelta dominguera por mi barrio y he visto la triatlón, no sin antes darle los buenos días a mi familia y ponerles  el desayuno y ¡cómo no, he paseado a la perra!.
Otros domingos tengo ganas de irme de excursión con mi mochila al hombro, pero este he preferido disfrutar de lo que tengo cerca, que no es poco, una familia a la que querer y de la que recibir cariño y unos vecinos amables y serviciales.
Y por si fuera poco este blog dónde escribir en este caso escribir sobre lo que tengo más cerca.
Y no me lo puedo creer hoy he desayunado algo que tenía muy alejado en mi paladar, el dulce de membrillo con pan y queso de oveja curado y un buen café, delicioso todo.


Maribel Fernández Cabañas 

Amanecer 3.


Amanecer 3.

Estar recién levantada sin ganas de nada, sólo de volverme a meter en la cama y hacer un esfuerzo y salir a pasear y a oír las noticias de la radio.Irme encontrando mas reconfortada de mejor humor ,con mejor cuerpo,aunque las piernas me flaquean y debe de ser de no haber desayunado, pero después del paseo por la amplia acera en la que cabe perfectamente un coche y por donde un ciclista se despierta yendo y viniendo haciendo ejercicio, como yo y varios.Los pocos coches se paran en el semáforo, son los primeros que van a trabajar y el llegar a casa y tener ganas de ponerme a trabajar de ama de casa, ya despierta, ya con la sensación de que por lo pronto he comprobado que da gusto levantarse.

Maribel Fernández Cabañas.

Numismática.


Numismática.

Me acuerdo de hace ya muchos años, cuando yo coleccionaba sellos.En invierno, desde el internado, me escribía con las amigas de mi pueblo y en verano , desde el pueblo con las del internado que estaban en sus respectivos pueblos también y guardaba algunos sellos.
 Sí porque en mis veranos no salía de vacaciones, mi padre agricultor y mi madre ama de casa, alegre y trabajadora que mantenía la casa limpia, era una excelente cocinera- repostera y hacia también conservas de tomate, melocotón, dulce de membrillo… según la temporada de cada fruta.Y ¡como no!, mantenía la armonía familiar, de los seis hijos y del marido con su buen talante.
 A mi, entre ayudar a mi madre en la casa y a mi padre en la recogida del tomate y salir al “ paseo del Pico” con las amigas y amigos, me gustaba sacar un rato de tranquilidad para escribir cartas y para coleccionar los sellos y guardarlos en una caja y después cambiarlos con otra amiga, que éramos de las pocas interesadas en la numismática.

Hoy dando un paseo por mi ciudad actual, he podido comprobar que en la “ Plaza Real”, aún se reúnen los del rastrillo del coleccionismo, pero no es lo mismo, había muy poca juventud mirando y comprando. Creo que con las nuevas modas esta se está perdiendo igual que la de escribir cartas manuscritas.



Maribel Fernández Cabañas.

Vacaciones de verano.




Vacaciones de verano.

Lucía estaba acostumbrada a tomar sus propias decisiones cotidianas con un tiempo de antelación: salir  con alguna amiga o con su grupo de literatura, hacer su trabajo de escritora y darse sus paseos para inspirarse .Una vida tranquila y organizada.

Llegó el verano y fue a ver a sus tres hermanas y se encontró con citas improvisadas y carreras porque había que ir de aquí para allá. Eso era la felicidad para sus hermanas, estar en constante movimiento.

Ella no lo entendía y además acababa agotada y no quiso quejarse para que los días pasaran sin enfados y a veces decía:
-          Hoy no salgo me quedo en casa leyendo y me daré un bañito en la playa.
-          ¡Eres una aburrida soltaba Flora, la  que menos tolerancia a adaptarse al ritmo ajeno tenía!.

Lucía pudo disfrutar del movimiento externo y de su tranquilidad interna gracias a una dosis de momentos solitarios. Mientras los demás dormían la siesta, ella escuchaba música clásica y leía a sus escritoras favoritas, como Soledad Puértolas, Carmen Martín Gaite y Maruja Torres.

Cuando alguna de  las hermanas la llamaba con urgencia,se desplazaba de su minúsculo apartamento al lado del mar, para ir a cenar a tal o cual sitio de moda, adaptándose a las decisiones improvisadas de ellas.


Maribel Fernández Cabañas.

El tiempo.




El tiempo.

Nos conocimos desnudos y a plena luz del día. Los dos teníamos el cuerpo atlético y bien formado: piernas fuertes de mucho deporte, abdomen liso, ojos vivarachos, movimientos rápidos…
Han pasado los años, nuestras piernas están torpes y el abdomen flácido. Pero nos perdura algo, que es el querer estar juntos, amarnos con la misma pasión que cuando nos conocimos.
Ahora medio desnudos y con una tenue luz.

Maribel Fernández Cabañas.

Camping.




Camping.

Un camping con poquita gente lleno de árboles y de montañas. Una caravana que hacía un año que no usábamos y la hemos tenido que adecentar entre todos.
Ahora al caer la tarde estamos contemplando desde nuestra toalla, en la hierba,
la puesta de sol que cae entre las montañas y dándonos un baño refrescante en la piscina.

Maribel Fernández Cabañas.

El periódico.


 El periódico.

Esperando a que llegue mi marido del turno de noche, que ya lleva una hora de retraso. Lo espero para desayunar con el, darle los buenos días y hacer planes para la tarde. Mientras lo espero paseo a la perra y después me meto en la ducha, que me reconforta el sentirme aseada.
Segunda espera: esperar a que se levante mi hijo, que ha quedado en ir a comer a casa de su abuela paterna. Mientras espero, para conversar con él, y que me cuente porque duerme hasta tan tarde, me voy a comprar el periódico y me entero de que ha subido el número de parados y de que una psicóloga famosa, recomienda que desconectemos del trabajo en vacaciones.¿Los parados desconectar?,¿ y quién les busca como mantenerse?, ¿Las amas de casa desconectar?, ¿y quien va a cocinar, limpiar, planchar y poner lavadoras por nosotras? .Estos periódicos dicen cada cosa…y mi marido, mi hijo y la perra, hoy no me dicen nada.

Maribel Fernández Cabañas.

La óptica.



La óptica.

Entro en la óptica observo que hay mucha gente al fondo de la estancia, entre ellos  conozco las caras de algunos de los empleados, todos bien sentados en los cómodos asientos enfrente de un expositor de gafas y pienso:_ Por favor que le pongan pronto el tornillo a mis gafas que no estoy por pasarme una hora aquí, como otras veces cuando he venido a comprar.
 En el mostrador de la entrada hay dos dependientes atendiendo a los últimos que hemos llegado, me toca el turno y una chiquita joven bien maquillada se asusta al ver que a mis gafas le falta una patilla , con clama y seguridad le digo que el tornillo está en la funda , coge mis gafas y les pone sobrepuesta la patilla.
_¡Uh!, exclama, pues baje usted al taller por esas escaleras .Diciéndole a alguien por el teléfono: que una señora baja al taller.
_De acuerdo , gracias. Le contesto  y bajo con desenvoltura.
_¡Ah!, que maravilla no hay cola en el taller,  ; pienso,  y me miro en un espejo que a pesar de tener lupa no me veo muy descuidado el cutis.
_¡Hola buenos dias!, se presenta el mecánico con un delantal negro, gafas y una sonrisa relucientes.
_Aquí traigo estas gafas para arreglar , le enseño, y no necesitó mas explicaciones.
_Tome asiento, por favor, me dice y se lleva las gafas a una habitación con una puerta pequeña.
Me quedo sentada mirando gafas graduadas de todos los colores y tamaños, lilas, rosas, grandes medianas, pequeñas y hasta puedo leer la marca en letras grandes.
Y en un plis plas sale el señor con mis gafas muy limpias , compuestas y bien ajustadas.
_¿Cuánto es ¿ le pregunto.
_No no es nada, contesta el.
_Gracias y que tenga un buen día, me despido de el alegremente y pensando:¡ bravo ya tengo mis gafas de lejos como nuevas y podré ver las caras de la gente en el metro!.


Maribel Fernández Cabañas.

La Camarera.




La camarera de la barra.

La Camarera del bar de mi barrio, donde hacen unos minibocatas de jamón serrano que están para chuparse los dedos y que los tienen recién hechos porque voy la hora en la que el barrio empieza a despertarse. Muchos vamos a desayunar allí, e incluso a esa hora ya tienen la tortilla de patatas hecha y no faltan los croissants, para quieres son de menos comer o que llevan mas prisa.
A esas horas la camera con sus cuarenta años,de pelo corto teñido en castaño con reflejos caoba,  las cejas negras, la boca cerrada y sólo la abre para decir:
_ ¡Cocina un pincho de tortilla con pan con tomate!
_ ¡El cambio para la mesa tres!...
_ Un café solo guapa , le dice un cliente esta mañana
Ella ni se inmuta mete diez euros en la caja y le pone  un plato con el cambio y el tíquet al camarero que, con su bandeja de aluminio sirve las mesas.
_¡El cambio para la mesa cinco!. Vuelve a decir ella.
Yo, mientras observo, ojeo el periódico pero no miro la tele, aunque está encendida porque estoy atenta a la camarera de la barra.
_ ¡Que día mas bueno hace hoy!, afirma el cliente que está tomándose el café solo, en la barra. Ella ni lo mira, le da la espalda en un giro rápido y prepara dos cortados.
_¡Guapa ponme un vaso de agua!, ahora tengo que ir  al taller que ya llego tarde le cuenta él…
La Camarera le pone el vaso de agua y sigue con lo suyo, inmutable; el único gesto que hace con su cara es levantar y bajar las cejas.



Maribel Fernández Cabañas.




"Amanecer 2"


Amanecer 2

Que fuerza tiene el sol al amanecer, en los meses de verano. Me inunda su energía y su poder, que llega a cegar mi vista y a despertar mis sentidos. Me dice que nos espera un día de sudar allí donde estemos.
 Aunque algunos estarán en la playa o piscina con protectores solares. Me dice que va a haber luz para rato que tardará en ponerse.Que la siesta tendrá que ser larga, en casa o tumbados a la sombra de un árbol o en la playa bajo una sombrilla, aquellos que puedan.
¡Que estos rayos de sol no nos quemen sino que nos animen a seguir luchando, que nos den tanta fuerza como tienen ellos!.

Maribel Fernández Cabañas

"Amanecer 1"




Amanecer.

El cielo nublado , unos rayos de sol se dejan entrever entre las nubes. El mar en calma, una vecina con su ropa de deporte de marca y su maquinita en el brazo para medir el ritmo cardiaco, bien equipada. Haciendo footing y me sonríe alegremente dándome los buenos días, en un sábado nublado.
Tengo que dar media vuelta porque el constipado me pide pañuelos que no llevo. En casa sólo me espera la perra para que la pasee.
Me he comparado con esta vecina y me he visto más gorda y peor vestida y una nube ha oscurecido mi despertar.

Maribel Fernández Cabañas.

Ensimismada

Ensimismada.

Me quedo ensimismada mirando el horizonte, son las siete de la mañana, aún no han llegado los bañistas, las hamacas están vacías.
No pienso en nada, sólo necesito los primeros rayos de sol, antes de que nada me enturbie el día.Ni si quiera yo misma con mis pensamientos.


 Maribel Fernández Cabañas

Humo.


Humo


 Yo la débil, la que la requería de ella, si mi amiga íntima Aureola, con su carácter emprendedor que se había sacado la carrera de medicina a pulso, mientras yo, viviendo bajo el mismo techo, me desmoralizaba al primer suspenso.
Ella que cuando salíamos los fines de semana, siempre conversaba animadamente con todos los del grupo.
Ella ha acabado sus días en una casa gris, inundada por el humo, se ha despedido así sentada con su bata oscura, por el luto de su madre ,entre un calor sombrío, de una estupida y oscura noche de invierno,  en un pueblo escondido de la sierra de Huelva donde ejercía de médico de cabecera.
 Si la grisácea enagua de la mesa camilla  se incendió, y el humo se fue extendiendo..... No se puede respirar este humo, es deprimente ,enengrecido.... He perdido a Aureola:el humo se ha llevado su humor y ahora estoy mas huérfana que antes.



Maribel Fernández Cabañas



Llueve.




Llueve.

Da gusto salir a la calle a pasear a la perra y que caigan cuatro gotitas y tener que volver enseguida porque empieza a llover fuerte. Sentarme a escribir y verlo a través de mi ventana que me entra el aire fresco con aspecto primaveral  y no el asfixiante de días atrás.
Pero ya sabemos que nunca llueve a gusto de todos.



Maribel.


La gente.


La gente.

¿Qué hace la gente un día de cada día en el paseo marítimo?
Los viejos ir en pareja cotilleando de sus conocidos y con ropa de calle, gorra y bastón.
Dos casados haciendo chistes machistas de sus mujeres mientras van, a duras penas, haciendo footing. Aunque, eso si, bien equipados con ropa deportiva de marca.
Un grupo de extranjeros pasan andando con sus maletines de empresa hablando en francés y no los entiendo, aunque estudié este idioma en el bachillerato. Van con traje de chaqueta con pantalón o falda según corresponda, parece que acaban de salir de una reunión y la van comentando. Por sus caras, no muy conformes.
Los que son turistas y acompañados de sus hijos, se hacen fotos y juegan en la pirámide que hay en la arena.
Me llegan los primeros olores a comida, olor a cebolla frita y a paella de marisco de los
chirringuitos-restaurantes que dentro de un rato acogerán a muchos comensales en este lugar privilegiado, para hacer un alto en su trabajo de oficina de la gran urbe.

Maribel


Mi espacio.

Me gusta mucho estar en mi mesa de comedor, pero eso no siempre es posible, porque mi familia quiere ver la tele. Ahora sí, porque estoy sola.
En la mesa del salón tengo todo: mi bolso con lo que significa para mí… pues tengo mi libretita y mi boli azul, la cartera con el dinerito y los documentos, las llaves del piso y del coche. Tengo las tres gafas : de cerca de lejos y de sol y ¡ como no! el móvil, por si me llaman mi marido y mi hijo o por si los tengo que llamar.
Sí en la mesa del salón tengo mi gran libreta… desde donde escribo ahora. También la radio, que me permite oír lo que quiero, música y no lo que se oye, los gritos de los niños de la guardería que están en el parque chillando o los ruidos de los coches de la calle Selva de Mar.
A veces me traslado, con todo lo que tengo en mi mesa, a un parque y estoy la mar de bien o mientras voy en el metro, porque en estos sitios se me amplia el horizonte,  veo gente y me gusta mucho observar como gesticulan, sonríen, bostezan o hablan por el móvil.
Pero claro, será que mi mesa sólo la tengo a ratos, que el día que puedo no me separo  de ella.

Maribel Fernández cabañas.

Gafas.




Gafas.
Tengo buena estatura , de jovencita jugué a baloncesto y también a vóley. Era del grupo de las más altas y para encontrar zapatos de mi número me las veía y me las deseaba. De piel blanca, ojos y pelo negros.
Rebosante sonrisa, pocas veces tengo la boca apretada porque me gusta sonreir con los que me rodean.
 Me muevo al son de la música, aunque ya no me gusta la discotequera como en tiempos atrás.
Siempre he llevado gafas, en la edad del pavo no me las quitaba ni para dormir, porque las amigas me decían que estaba más guapa con ellas.
 Ahora me veo normalita de todas formas, y me las quito a menudo,sobretodo, para ver de cerca . Curiosa la vida, ahora que ya no soy jovencita  veo mejor sin gafas.

Maribel Fernández Cabañas.

Vista panorámica.




Vista panorámica.

Subimos en coche hacia la montaña que mira tanto al puerto como a la ciudad. Paseamos por los jardines respirando la fragancia de las lilas y jazmines ya primaverales.
Nos paramos en un restaurante: en el mirador de los viejos estudios de televisión de Miramar. Degustamos unos exquisitos calamares a la romana y unas sabrosas anchoas de la Escala, con pan con tomate y aceite puro de oliva virgen, acompañamos la comida con un vino blanco, suave y fresco al paladar.
Después un café negro arábiga que sabía a gloria. De ahí nos pusimos a hacer fotos a lo que la vista y el zoom nos daba.
Vimos los barcos de crucero, abajo en el puerto y por la otra falda de la montaña a la ciudad desplegarse en un sin fin de edificios apretados que nos impedían distinguir las calles. Entre ellos destacaba la interminable Sagrada familia y algo mas bajita se divisaba  la vieja catedral.
Al alzar la vista al horizonte divisamos la impresionante montaña de Collserola con el templo del Tibidabo y la antena de telefónica como lo mas alto de Barcelona.

Maribel Fernández Cabañas

La merienda.


Merienda.
Voy paseando con el cochecito de mi hijo recién nacido, tapado con la capota para que no le de el sol. Llevo a mi otro hijo de dos años andando a mi lado a paso lento y placentero, lleva un gorrito de algodón beige. Vamos andando por el puente que cruza el lago y la brisa marina acaricia mi pelo pues el mar esta aquí cerquita. Voy sin prisas ya que he terminado mi jornada laboral y mis padres nos esperan en su casa para merendar y luego volveremos todos al parque del lago donde mi hijo mayor jugará en los columpios con otros niños y niñas, yo charlaré con mis padres de nuestras cosas.
Ellos todavía son jóvenes y nos comprendemos bien, a mi padre se le cae la baba cuando me ve llegar con los niños y mi madre se pone a preparar un exquisito batido de frutas, leche y galletas y lo hace con la sonrisa tierna. Mi madre, cuando nos oye llamar a la puerta viene enseguida, oigo sus pasos rápidos y  que va diciendo contenta ¿ quien ha venido? Ya voy, ya voy…abre la puerta y exclama: ¡que bien sois mis nietos cuanto os quiero!, alegre y  abriendoles los brazos.
Maribel Fernández Cabañas.

Aportaciones.



Aportaciones.

Os pido aportaciones de remedios cotidianos y ejemplos de autocontrol me las podéis poner en los comentarios.



Ejemplo1.

 Un remedio para controlar la mala leche y no contagiársela a los otros y es cambiar el pensamiento y olvidarse de lo que te ha puesto en ese estado y pasar  página, concentrándote en que no va a servir de nada echar más tierra encima, haciendo el conflicto cotidiano más grande.
Darse una ducha o ir a dar un paseo o limpiar un poquito con música, que con el reposo de nuestra mente luego las cosas se ven de una manera más positiva.
Sobretodo cuando ves que enfadándote mas no vas a conseguir nada, sólo romper la paz del hogar o del grupo de trabajo o de los que están a tu alrededor. Aunque ellos estén implicados… ya le dirás lo que le tengas que decir cuando hayas conseguido rebajar tu mala leche.


Maribel Fernández Cabañas.


El Tibidabo.






El Tibidabo.

 Sentada frente a la iglesia del Tibidabo o“ Templo Expiatorio de España”( según puedo leer), descansando de las largas colas del parque de atracciones y después de ver las caras de mi hijo y su compañera de clase, para entrar en el Hotel Kruger.
Sí esperando entrar en el hotel del miedo con caras de estar armándose de paciencia por la cola de una hora que estaban haciendo.
Aquí  venimos a comer hamburguesas, franfurts y helados y a oír los chillidos de los críos cuando están en la Montaña Rusa.
Venimos en masa a pasar el día y me pregunto¿ cómo es que somos tantos en esta ciudad que aunque la mitad se hayan ido de puente, la otra mitad no cabemos ni en las playas ni aquí en el tibidabo?, y el Templo Expiatorio vacío.



Maribel Fernández Cabañas.

Mi lago.


Mi lago.
Mi lago, tiene en la orilla, lirios amarillos de tallo largo verde y sauces llorones que dan sombra.
Al fondo hay un monte de hierba y arbustos con florecillas rojas.
Yo me mantengo en la orilla por donde están los bancos donde los paseantes se sientan y dejan restos de comida.
Habitualmente los domingos, vienen familias a pasar el día y nos echan perdigones que compran en el kiosco de este gran parque, ¡están buenísimos!
Solemos ir todas juntas y cuando un niño pasa corriendo entre nosotras nos espantamos y volamos hasta los tejaditos de los museos que hay cerca. Aunque les han puesto clavos para que no nos posemos pues nuestros excrementos destruyen la piedra de estos bellos edificios emblemáticos.
Mas apartado está el bosque de pinos donde también hemos hecho nidos , pero como la orilla de mi lago no hay nada igual.


Maribel Fernández Cabañas.

Día de limpieza.


Día de limpieza.

Lena, la de la limpieza, llevaba una temporada sin venir porque se había ido a Bolivia a ver a su hijo y a su madre y en ese tiempo nada se había roto en mi casa lo último que se rompió fue el centro de mesa de Murano que nos regalaron de la lista de bodas. En estos dos meses, que Lena ha estado fuera, los objetos de la casa han permanecido intactos. Mi marido mi hijo y yo hemos limpiado, mi hijo su habitación y la caseta de la perra.
Yo los martes cuando llegaba ella me iba corriendo al gimnasio para no enterarme de nada de lo que hacía.
Pero este martes me he quedado en casa y le he dado las ordenes oportunas con detalle, entre ellas que no entrara en el salón y que no limpiara el polvo de las habitaciones porque ya a mi hijo le descompuso una maqueta para el colegio, que tantos días le había costado construir, también le rompió una marioneta de cerámica que le trajeron sus tíos de Praga.
Sí, me he quedado en casa en mi despacho escribiendo y leyendo artículos que tenía atrasados.
Hoy no he dejado la radio en sus manos, porque siempre me cambia las emisoras y luego sólo encuentro radio-latina. Ni me la ha pedido, porque entre otras cosas ella tenía prisa ya que tenía que limpiar en otra casa y además las tareas que yo le había encomendado eran justo las que ella hace en las tres horas que le iba a pagar.
 Pues sí, desde mi despacho, entre artículo y artículo y los comentarios de RAC 105, oía un ¡ pum! y daba un brinco de la silla. ¿Que habrá roto la cafetera nueva eléctrica? e instintivamente hacía un gesto para levantarme de la silla e ir a verlo. Dispuesta a ir a verlo a la cocina pero NO. Me dije a mi misma:” aquí me quedo con lo mío y no sufras Lucía que  ya lo veras todo a las doce del mediodía”.Así se fueron sucediendo varios ¡pum!,¡ pum!...
Y yo oía las noticias de las 11.30 de la radio y olía a lejía y oía el ruido de la ducha de teléfono “ ya va por lo último que le mandé , voy a salir a pasear a la perra  mientras ella acaba y luego la invito a un refresco” . Me dí un paseo de diez minutos con la perra y respiré el aire fresco de la mañana, volví a casa y me puse a limpiar el polvo del salón con la colección de pipas de mi marido de las cuales ella ya ha roto alguna que otra y mi marido que es un manitas las había arreglado. Disfruté de mi salón con todos los objetos intactos y también de limpiarles el polvo.
 Dieron las doce y ella ya se iba:
_ Señora Lucía, se me ha caído el bote de forza-hornos y he roto el tapón. Me dijo Lena con cara compungida.
_ No pasa nada Lena, ¡anda tómate un refresco! . Sonreí aliviada.


Maribel Fernández cabañas.

Resaca.


Resaca.
Resaca de la fiesta de ayer que organizó nuestro amigo Tamanca junto a dos amigos más.Fiesta con canciones de los setenta como la de Los toreros muertos: “Y creo que he bebido más de cuarenta cervezas hoy y creo que tendré que expulsarlas fuera de mí y subo al water que hay arriba en el bar…Mi agüita amarilla, mi agüita amarilla….”
Curiosa fiesta en un pabellón de gimnasia, con un patio que daba a la playa y mi hijo con los hijos de nuestro amigo Tamanca haciendo una barbacoa de verduras a las diez de la noche y las olas azotando la orilla de la playa.
Había un guitarrista amigo de los festejados y un cancionero repartido entre los aproximadamente cien asistentes, para poder cantar, a coro, las canciones marchosas y divertidas de varios grupos o solistas como El último de la fila, que sonaba así:”¿ Dónde estabas entonces cuando tanto te necesité?.Nadie es mejor que nadie pero tu creíste vencer…Me siento hoy como un halcón herido por las flechas de la incertidumbre…”  Y los más decididos salían a cantar haciendo duos simpáticos con gestos y bailes estilo Karaoke.
Una fiesta que ahora que se me está pasando la resaca la veo insólita en una capital y más al estilo de los guateques de pueblo. Insólita pero divertida.


Maribel Fernández cabañas.

La compra.


La compra.
Salgo soñolienta de la siesta y me voy con el carro al centro comercial, que está a diez minutos de mi casa. Paso por el inmenso parque ,con plantas traídas de otros países hace quince años, cuando estábamos en plena burbuja inmobiliaria, observo el drago de Canarias, la palmera del Caribe, etiquetados con sus nombres latinos y vulgares en una placa en el suelo. Cruzo el puente del inmenso lago, donde chapotean los patos y llego a la puerta del centro comercial.
Allí me encuentro con una señora de mediana edad sentada en uno de los cómodos bancos blancos de imitación a piel, me llama la atención que está comiendo de lo que saca de unas bolsas que ha comprado en el supermercado. Sigo andando, fijándome en las lujosas tiendas con los escaparates anunciando la ropa de verano y descuentos de hasta el 30%en este mes de mayo. Muy bonitas y alegres las blusas y las faldas de flores ,pero triste porque las tiendas están vacías. Mis ojos y los de tres hombres, ya entrados en años, parados ante el escaparate de una de las tiendas de mujer. Están hablando en voz alta:
_Juan, le pregunta uno de ellos al que tiene al lado, ¿ te has fijado? este año se llevan las faldas largas y de flores.
_Sí Andrés no le vamos a ver las piernas a las chavalas, le contesta.
_ ¡Pero ya iremos  a la playa a verlas en bikini!, dijo el tercero riendo.
Y así escuchándolos, mientras mirábamos lo mismo, me adentré en el super y ví que estaba lleno y pensé: Al menos aún podemos comprar comida y que  nos duren mucho los oídos y la vista porque con esta crisis económica no hay para más.

Maribel Fernández Cabañas.

Salida matutina.


Salida matutina.

Que maravilla cruzar el portal y ver mi calle y salir de la vista que veo siempre desde mis ventanas. Llegar al chiringuito de la playa y encontrarlo abierto.
 Dejo atrás, no sólo las vistas, sino la pesadez de decirle a mi familia:¡ bajad la música! ¡ cuelga el teléfono que llevas mucho rato hablando!¡ haz los deberes!….
Cruzar el portal y sentirme libre como un pájaro, después de esta escueta conversación entre Luis y yo:_¿ dónde vas Lucía?_¡Hasta luego Luís!, yo por las mañanas hago mi vida,(é l lleva cuatro días prejubilado).
Sí, llegar al chiringuito con las mesas y las sillas recien puestas, en una buena tarima de madera para que no se hundan en la arena de la playa y el espectáculo grandioso del mar Mediterráneo ante mis ojos, con unos veleros pequeños navegando y poquito oleaje.
Había gente y me acerqué a dos mujeres que estaban conversando:
Una le decía a la otra:
_Llegué a casa cansada, después de haber pasado un jodido día y así me recibe Manolo:
_¡No has hecho la compra, no hay nada en la nevera! ¿Qué vamos a cenar?, me gritó.
Yo me callé por no enfadarnos, pero al día siguiente le mandé un correo:
“Manolo si te has juntado conmigo para que te haga la compra vas listo machista”.
No me contestó al correo y llevamos siete meses sin vernos y nos hablamos por el Facebook.

Entonces yo pensé: Dios mío a ver si mi Luís se va a enfadar conmigo, porque le he dicho que hago mi vida… Me volví a casa y le llevé un bocadillo de jamón, que dicen que por el estómago se conquista.


Maribel Fernández Cabañas.

Correo.

Correo.

Querida Hermana:
Tú me decías por teléfono que diera un paseo en bici con mi marido, ahora que está con unos días libres. Pero a mi me sientan mucho mejor los paseos yo sola. Hoy por ejemplo para despejarme de la siesta he cogido la bicicleta y he dado un paseo, respirando el aire de azahar de los naranjos en flor y dándome el viento en la cara, me he despeinado y el pelo me tapaba la cara pero no me importaba .Y mientras pedaleaba he visto a una mujer con pamela, sandalias y pantalón corto, leyendo un libro tan plácidamente, y los grandes edificios silenciosos y la calle silenciosa, porque los niños están en las escuelas y los padres trabajando dentro de esas torres de  veinte pisos. Y cuando he vuelto a casa estaba feliz y contenta y he charlado con mi marido tomando un café.

PD:Te mando una foto.

RESPUESTA.
Querida Lucia: como aquí en el pueblo siempre vamos unas cuantas a andar yo te sugería que fueras con tu marido para no ir sola, pero ya veo que lo disfrutas a tu manera. Un Beso. Irene.

P.D. Sígueme mandando fotos, guapita




Maribel Fernández Cabañas.

Comentario.

Hola  tod@s:
Os comento que ahora, en el blog,estoy representando a través de fotografías "momentos" y los describo.
Eso no quita que de vez en cuando escriba una pequeña historia con personajes.
Gracias por vuestros comentarios me animan a seguir escribiendo.Por cierto y el libro, ¿ os ha gustado?
Besos,
Maribel Fernández Cabañas.

La peluquería de Lolo.


La peluquería de Lolo.

La peluquería de Lolo está  debajo de   mi casa y la temo, pero hoy me he asomado a ver si tenía pocos clientes, ya que había llamado a la de Vanesa y no me daban hora hasta dentro de dos días. Me gusta ir a la de Vanesa porque te pone un cafecito y música clásica y te habla con voz suave.
Pues sí, he ido a teñirme el pelo a la peluquería de Lolo y cuando ha ido a coger los guantes para teñirme sólo tenía uno. Después  llegó otra señora y como sólo tiene un sillón de peluquería, me indicó que me sentara en un sillón de masaje, enfrente de una puerta que la hija del peluquero abrió y vi todos los tratos que había y a la niña, de unos siete años, abrir una mochila y luego salir del cuarto y decir:_¿ papá dónde tienes tu móvil?_ No lo tengo, le contestó .La niña empezó a sacar un televisor pequeño y a buscar un enchufe mientras Lolo peinaba a la otra señora y de paso le daba  un grito  a la niña: _¡Aurea deja la tele en su sitio, que no funciona!, pero Aurea parecía no oír y seguía probando la tele, hasta que al cabo de un rato la dejó arrinconada al lado de un secador.
Yo sentada como quien lee una revista, de hace dos meses, que me había ofrecido el peluquero y en estas que  miro mi móvil para ver la hora y la niña se me acerca y ya casi acaparándose de él  me pregunta:_¿ Tiene juegos? _No, no, no tiene, ves solo tiene este reloj grande le dije enseñándole la pantalla y lo guardé inmediatamente en mi bolso. Entonces la niña se fue al lado de la otra señora que también tenía el suyo en la mano y le hizo la misma pregunta_ ¿ Tiene juegos?_ Si mira tiene este juego de mi hijo.  La niña le cogió el móvil y se puso a jugar, pero la señora le dijo:_ No, no que estoy esperando un mensaje importante y Lolo volvió a gritar: ¡Aurea! ¡Aurea!.
Hasta que ya por fin me lavó la cabeza y me luego me preguntó:_ ¿Cómo quieres que te lo peine?_ No gracias Lolo, así está bien que se me secará natural con el sol. Me fui con el pelo mojado y mi móvil intacto.

Maribel Fernández Cabañas.

Mi espacio de paso.


Mi espacio de paso.

Es un lugar con luz tenue de lamparitas que cuelgan del techo y bajan acercándose a las mesitas redondas blancas, aunque hay multitud de lámparas de tubo blanco que están más alejadas de mí y apagadas, porque cuando yo voy es a la hora del café… de noche me imagino que las encenderán.

Me siento en una de las butacas orejeras de color  rosa-fucsia, oigo el hilo musical mientras un camarero todo vestido de negro me dice:” madame “ y yo le contesto un café por favor. Es una cafetería de un hotel internacional en pleno centro de la capital y a su alrededor todo son pisos viejos, donde vive medio Marruecos, es una zona del casco antiguo donde se han asentado los inmigrantes de cultura islámica y es curioso los veo sentados al sol en los bancos de la plazoleta de la puerta trasera del hotel y parece que no hacen nada pero sí , están rezando el Corán.

Maribel Fernández Cabañas.

Conversación.



“Conversación entre dos amigas”.

_ ¡Hola Lucía!,¡cuántos años sin vernos! cinco querida, cinco años, el tiempo que hace que murieron mis padres.
_Lo siento no sabía nada, dice Esther.
_Bueno pero¿ que me cuentas tu?, pues te veo guapísima con ese traje que te sienta tan bien¿ que me cuentas?.Pregunta Lucía
_ Que esta semana he tenido una boda y también hemos ido a Mataró a celebrar el cumpleaños de mi padre, mi pobre madre murió de un cáncer de hígado hace dos años y ahora él está muy solo, acostumbrado a compartirlo todo con ella.
_Dale muchos besos de mi parte a tu padre y dile que me acuerdo de él. Contesta Lucía.
_  Estamos en la misma ciudad y parece mentira que pasen así los años, Bueno,¿ y tus hermanos?¿ están en el pueblo?. Dice Esther
_ No, se han ido todos. Les pasa lo que a mí que no quieren saber nada del pueblo, se han ido a Las islas donde vive mí otra hermana, la casada, y allí se han puesto a trabajar.
_Mi querida Lucia yo no sabía nada… no te preocupes que el tiempo lo cura todo, le dijo poniéndole la mano en el hombro.
_  Fuí una vez en tren al pueblo y por el camino iba soñando despierta que al llegar mi madre me tendría preparada una sopita del cocido, como siempre que llegaba de este largo viaje y no soporté encontrarme aquella casa tan alegre en tiempos y ahora completamente vacía y todo en el lugar de siempre menos ellos. Concluyó Lucía.

Maribel Fernández Cabañas.